La vida que te deshizo en un sinfín de consecuencias. Cosas que te dejan marcado hasta el punto más íntimo donde creías que no podrían llegar. Llagas que el amor no logra sanar. Y vos, que entre tantas cosas buenas que te pasan, no podés disfrutarlas ni abrazarlas ni contemplarlas. Porque el miedo, fiel seguidor de tus malas experiencias, siempre te recuerda todo lo que sufriste cuando intentaste ser feliz. Cuando te asomaste a siquiera sospecharlo.

Hace algunos años, cuando la vida aún no me había cacheteado lo suficiente, era una persona que cuando sentía algo... llevaba ese sentimiento a sus últimas consecuencias. Exprimiendo todo el regocijo que pudiera darme esa sensación; sin temor a experimentar miedos, fracasos, caídas abruptas y desconsuelos. Porque sabía que en ese proceso estaba la felicidad de abarcarlo todo, de vivir la vida, de llenarla de momentos.

Yo no sé qué fue lo que pasó. Por qué. En qué momento la ilusión se empezó a deshacer en el momento de nacer y ahora cada vez me cuesta más encontrarla, acaso mantenerla. En qué instante la vida me paralizó ante la posibilidad de ser feliz. Es como si el tener algo, me recordara que un día dejará de estar, que nada es para siempre, que mejor empiece a desconfiar de lo duradero de estar bien. Y eso me estanca a la hora de llevar hacia otro nivel de profundidad los sentimientos. Que están, ahí, latentes.. pero sin futuro. Aunque lo tengan. Es como el niño que va a la escuela y siente que nada de lo que le enseñan le va a servir, porque al salir de ahí, la vida ya lo habrá olvidado.

Me pregunto hasta cuándo, si es parte de un proceso, si tiene fin esta programable manía de quebrar mi corazón que intenta persuadirme de mis experiencias. Creo que nunca volví a ser el mismo, el que entregaba todo hasta cruzar el límite, el que no tenía miedo a nada, ni vergüenza, ni dudas, ni un quizás. El que sentía que sí, que había que hacerlo, aunque el mundo tuviera mil razones para no hacer nada. Yo sabía que sí, que no había otra manera. Hoy quizás también lo sé, pero así como mi pulso pide latir mis piernas se petrifican en el fondo. Y no soy capaz de moverlas.

A veces creo que ya está, que este idiota que escribe acá dejará un día de creer en él, en la vida, en la pureza de las cosas. En el alma intacta del que ama sin miramientos, sin prejuicios, sin un por qué. En ése que conoce la verdad de sus pasos, del que sabe que en una mirada se encierra el mundo, del que entiende que una sonrisa espontánea puede quebrar el peor de tus días. Marcando por siempre una muesca en tu alma para cuando las cosas no salgan bien.

El que sabe ser feliz hasta en las desgracias, porque sabe que una es consecuencia de la otra, y que son repetitivas, y que dejarán de existir el día que dejamos de experimentar el placer de entregarnos a un sentimiento. A veces siento que ahí estoy, mirando sin contemplar el pasado que se adelantó y me mira de reojo, risueño por haberme destrozado la autoestima.

Vida del que vive sin conocer lo que pierde al temblar. Vida del que mira el espejo y no reconoce su mirada. Vida del que no vive, paralizado ante la nada. Vida. De los que no saben disfrutar.

6 comentarios:

Unknown dijo...

Ale.. fue como leerme por dentro.
No mueras

Paus dijo...

Pienso que el pasado paso,el presente es continuo y el futuro incierto...hoy vivis y sobrevellevas esas cicatrices,lo cierto es que hoy te pueden doler,pero tenes otras herramientas,para continuar,la respuesta esta mirando alrededor en lo que dejaste,en lo que lograste y lo que tenes un combo suficiente(asi deberia ser)para disfrutar y no seguir temiendo que se acaba(despues de todo,todo acaba,hasta la vida,pero eso es lo que hay que tener presente,para exprimirla).
Beso!te empujo hacia arriba para que flotes en la realidad

Anónimo dijo...

Vida del que mira el espejo y no reconoce su mirada...No estás solo en ese sentir ni en todos tus sentires Ale. Te leo siempre en silencio pero hoy tus palabras son mi reflejo, mi espejo. Aún siendo adultos, yo creo que nos sentimos asi cuando alguien, algo, desgarra ese niño/a que siempre llevamos dentro, te arrancan la espontaneidad, la transparencia, la pureza de sentir y amar sin temor. Deseo creer que todo pasa y que algún día volvere a encontrarme en mi mirada. Besos de luz! Luli

la marciana dijo...

Ale...
que bello. No sé ni que decir.

Adoro esto: "El que sabe ser feliz hasta en las desgracias, porque sabe que una es consecuencia de la otra, y que son repetitivas, y que dejarán de existir el día que dejamos de experimentar el placer de entregarnos a un sentimiento"

Sobre todo por el miedo que tengo de entregarme a un sentimiento ahora...

Cambiando de tema;
me habías preguntado por el IUNA? qué querés saber exactamente?
Si querés escribime un mail o agregame al msn y hablamos !
angie.an@hotmail.com

Beso

Nomadaf dijo...

“Cosas que te dejan marcado hasta el punto más íntimo donde creías que no podrían llegar.....
Porque el miedo, fiel seguidor de tus malas experiencias, siempre te recuerda todo lo que sufriste cuando intentaste ser feliz”

Jamás creí que podía ser tan feliz y tan triste al mismo tiempo....
el vivir post PLENITUD es insoportable, pero haces la lucha por continuar, por superarte y de cierta forma lo logras por algunos meses o algunos días, pero el poder magnético siempre termina por hacerte volver el rostro a ese instante y te oprime nuevamente los huesos, la medula, el alma…

Te lo confieso a vos y solo a vos porque no te conozco y puedo decirlo: tengo un pavor exorbitante por encontrar nuevamente la felicidad y volverla a perder. Ya van tres años y no puedo, no quiero, NO PUEDO permitirme volver a sentir lo que sentí.

Es complicado y extenuante….

Entiendo tu sentir.

valeria dijo...

Estimado Ale, no debemos hacer de nuestra personalidad una estructura rígida ante el cambio. Sin lugar a dudas las decepciones, desilusiones, los fracasos, la tristeza infinita producto de una herida muy fuerte…dejan marcas en nosotros, y nos llenan de miedos hacia el futuro. Pero yo creo que muchas veces esos mismos miedos son los que luego destruyen nuestro futuro de posible bienestar. Si sólo nos centramos en que las cosas van a estropearse y que no vamos a poder evitar tal desmoronamiento, es más posible que se materialicen todos nuestros temores que si más bien dejamos ser nuestros sentimientos, quizás no entregándonos tan impetuosamente a ellos, pero sin temerles demasiado. Buscar el punto medio, entre la nada y el todo, entre la entrega absoluta a la dicha y la caída al abismo producida por los miedos de antaño. Dudar, vamos a dudar siempre. Tener un poquito de miedo es común cuando uno siente de veras. Pero no hay nada peor que no intentar, que no arriesgarse a vivir. Porque no intentarlo es peor que haberlo hecho y haber errado, no intentarlo es fracasar doblemente porque ni siquiera nos quedará la lección por haber dado un paso en falso. Nunca sabemos con exacta precisión qué será lo que acontecerá factiblemente, pero acá estamos, vivos…y los impulsos nos hacen seguir caminando, buscándole el sentido a cada una de las decisiones que tomamos, buscándole el sentido a la vida misma, y otorgándole un sentido tan particular, tan singular…que poco a poco va delimitando nuestra cotidianeidad y nuestros modos de actuar, sentir, y relacionarnos con el entorno. No cristalices los temores, no creas que perdiste esa parte de vos que de empuja a ser feliz, porque nada está completamente perdido mientras estemos vivos.

PD. ¿Dónde puedo conseguir esos inéditos del Principito? ¡me dejaste shockeada con la hermosa noticia!