Hace apróximadamente una semana y media, en el blog de Oscar me encontré con un tema que recién hoy volví a recordar. Básicamente trataba de cómo se nos pasa la vida sin hacer grandes cosas, sin dejar grandes huellas marcadas. De alguna forma él se lamentaba por eso, por ver cómo la rutina se acomodaba a su costado y no hacía nada para sacarla.

Yo le comentaba que no se trata tanto de hacer grandes cosas, sino más bien de hacer lo mejo posible con nosotros y con la gente que nos rodea. Con las personas que conocemos fugazmente o con quienes queda una relación de años. Que no sabemos cuánto bien le hacemos a alguien, porque a veces ni nos enteramos. Y quizás quedamos en la mente de una persona como algo muy importante en su vida, pero nosotros seguimos vagando por ahí creyendo que no hicimos nada que valga la pena comentar.

Le conté que muchas veces me encontré en blogs que cambiaron mi manera de sentir, por dar un ejemplo ya que estamos en este mundo virtual. Y que quizás jamás les he firmado a aquellas personas, sino simplemente me senté a leerlos y nunca me olvidé de algunas de sus palabras. Y cambiaron cosas en mi que esas personas jamás se enteraron, creyendo tal vez que sus palabras murieron en internet. Que nadie las leyó.

Me imaginé a una persona queriendo suicidarse y, quién sabe, alguien le sonrió en medio de la calle y esa persona decidió no hacerlo. Me puse a pensar en cuántos de nosotros hemos visto pequeños detalles de un abuelo para su nieto y corrimos a darle un abrazo al nuestro. Me encontré soñando que quizás una idea sí puede cambiar el mundo. No sé, tantas posibilidades.


Y hoy, mientras preparaba el mate, recordé algo. Y recordé el blog de Oscar.
Hace 3 años me enamoré de una mujer con la cual solo nos dimos un beso. Una mujer con la cual todo se complicó y se mezcló y no volví a verla nuevamente, excepto una vez. Sin embargo yo me llevaba bien con sus amigas, y un amigo mío también. Una noche salimos con ellas y mi amigo y algunos amigos de él. Esa misma noche una amiga de ella y un amigo de él se conocieron.

Hoy esos dos chicos se van a casar. Y yo me pongo a pensar en esos detalles de los que le comentaba a Oscar en su blog. De alguna forma, lejana y poco evidente, ellos no se hubieran conocido si yo no me hubiese enamorado de aquella mujer. Si las cosas no hubieran tomado el curso que tomaron, tristemente para mi, quizás este casamiento hoy no existiría. Quizás jamás se hubieran conocido. No lo sé, puede que si.

Y aunque con este chico no tengo demasiada relación ni me cae del todo bien, me pone feliz saber que dos personas se enamoraron, y que de alguna forma, aunque sea un cachito de eso tiene que ver conmigo. Ellos ni lo recuerdan, seguramente no sean conscientes de quiénes son y de cómo llegaron a conocerse.

Pero yo sí.
Tal vez porque me cuelgo demasiado de los detalles, tal vez porque me gusta hacerlo. Tal vez porque necesito saber que aunque yo no pude tener lo que quise con aquella mujer, su amiga pudo, y que de nuestro amor desdichado se desencadenó un amor correspondido. Sin programar, sin la más mínima intención de que pasara. Sucedió. Esa noche, entre esas risas, entre esas personas hasta ese momento desconocidas.

Entonces vuelvo a lo del principio. Creemos que no hacemos grandes cosas en nuestras vidas, pero creo que en realidad lo ignoramos. Todo gran paso comienza con uno pequeño y quizás esto que cuento no es algo que tenga que salir en televisión ni ser recordado por el mundo. Alcanza con que lo recuerde yo, con que lo recuerden esas personas, con que caigamos en la cuenta de que hay pequeños milagros por todos lados. Y algunos de ellos tal vez desencadenados por nosotros.

Me hace bien el saber que quizás en alguna de mis palabras dejé algo en vos, de que tal vez esta locura de haberme creído algo en tu vida y de dejar en mi persona sensaciones que tuve que escribir incansablemente te hayan robado alguna sonrisa. Me hace bien creer que de alguna forma te hice ver algo que no habías visto. Y nuevamente... quién sabe si el día de mañana no agarrás fuerte al hombre que amás por algo que alguna vez te dije yo.

No lo sé, sigue habiendo dudas y nunca certezas. Pero sí las ganas de que lo sean. Sí las ganas de pensar que aunque nunca nos conozcamos frente a frente vos te acuerdes de mi. Te acuerdes de las palabras que te dediqué aun con tu desconocimiento. Para terminar de explicar este concepto me remito a vos. A vos, que sin tener idea cambiaste cosas en mi. A vos que sin quererlo me alegraste las mañanas. A vos que sin saber lo triste que iba mi vida me dejaste sonrisas por todos los rincones.

Y así pasa con todo. Entonces yo me pregunto, ¿no hacemos grandes cosas en nuestra vida? ¿cuántas sonrisas habremos generado en el otro? ¿cuántos cambios, para nosotros inexistentes, habremos logrado en alguien más?. Yo creo que muchos, y que el 99% de nosotros no lo sabemos. No sabemos todo lo que podemos aportar a la vida de quizás tan solo una persona, pero suficiente para justificar todo el recorrido.

Y ese beso que duró un instante, y ese grito de amor que dejé en sus labios, y ese torrente de tristeza y desencuentros que tuvimos con aquella mujer... hoy le da nacimiento a un nuevo amor. A una nueva pareja que se está por casar, que está enamorada, que es feliz con el otro. A dos personas, las cuales jamás imaginaron que encontrarían una noche casual el amor en sus ojos.

Y no lo sé, tal vez sea el poquito que tuve ver con esa unión, tal vez sea cosa del destino, tal vez sea parte de un sueño que me inventé... pero de lo que estoy seguro es de que todos, absolutamente todos, afectamos a los demás. Y lo que hoy creemos inútil y vacío, quizás en otra persona es un canto a la vida, es una nueva oportunidad. Y que necesariamente algo que muere en nosotros no significa que termina ahí, sino que a veces genera una nueva forma de vivir. Una nueva forma de amar.

9 comentarios:

Luna dijo...

Creo que todos dejamos huellas. Algunos somos más sensibles a esas huellas y las atesoramos como marcas de estos encuentros, como tatuajes indelebles que se resisten a desaparecer.
Las palabras, las imágenes, las voces, la música que nos llegan nos hacen ser lo que somos.

La otra parte de mí dijo...

y acá estoy yo..otra vez con mi frase repetida:la vida hay que vivirla y no transitarla,está ahí la cosa,la fuente de todo.desde ahí sale todooooo lo demás.

Laura dijo...

Me ha encantado tu post, me parce positivo. No sé si mis actos o palabras habrán repercutido alguna vez en alguien, pero no pierdo nada por pensar que fue así.
Besos.

Syan dijo...

yo creo q quizas pensamos q no hacemos nada demasiado relevante o importante porq no existe determinado reconocimiento, y entonces pasa desapercibido.
Yo aprendi, q, cuando no hay reconocimiento y uno toma conciencia de q hizo algo, accidentalmente o no, que genera algo en alguien mas, como lo q te paso a vos, es mas lindo, llena el alma.
Por ejemplo, soy voluntaria en una reserva natural, en vacaciones de invierno fuimos al centro de visitantes que tenemos en el puerto y organizamos juegos para los chicos. Una nena no queria jugar, se mantuvo lejos, cuando la guardaparques dijo quien habia ganado, ella se largo a llorar. Lloraba porq habia perdido, la chica me decia "si pero no jugaba". Se llevaron la nena, q seguia llorando, un amigo mio le alcanzo una golosina, la nena lloraba. Fui, le dije si queria jugar, la lleve de nuevo al centro, jugo, se rio, le mostre las maquetas de los animales. Con los ojitos llenos de lagrimas todavia y sonriendo me dio un beso y se fue corriendo. No me dijo gracias, no lo necesite, no senti q hice un acto de suma importancia. Sin embargo, esa nena, me alegro el dia, poderle haber sacado una sonrisa...no se

besote Sr
Lu

Maria del Sur dijo...

me gusta leerte,me gusta...

(andrea) dijo...

Por ahí es de conformista... pero creo que algo tan simple como hacer sonreir a otro ya es un gran acto en nuestras vidas.
Los pequeños actos cotidianos pueden ser grandes...
Anoche estaba muy triste... y hoy no me levanté mejor. Recién ví el video que subiste y cambió la perspectiva de mi día porque sonrei por primera vez, y ahora me quedé sonriendo, con alguna lágrima, pero sonriendo.
Gracias Ale...

JuanT dijo...

En un buen espacio de tiempo, que en comparación con el tiempo de la Tierra es miserablemente poco, existimos nosotros como personas.

Así que no me preocupa demasiado lograr cosas por las que me recuerden para siemrpe. Me encantaría, claro, escribir una novela que después sea enseñada en las escuelas o liceos, pero para hacer esas cosas no hay que ser conscientes de que las estamos haciendo, y me parece que esa es la clave.
Vos, sin querer, diste el puntapié inicial para que dos personas hoy estén juntas, y no fuiste consicente de ello, recién hoy años después te das cuenta de lo que hiciste. Y muchas cosas más de repente no notes que hiciste.

Así que mejor vivamos, miremos para adelante e intentemos hacer las cosas con ganas de hacerlas bien y con alegría, que eso va a rendir sus frutos, aunque no nos demos cuenta inmediatamente, aunque nunca nos demos cuenta.

Saludos!

Marcela dijo...

Ale,
Una reflexión interesantísima.
Yo creo que sí hacemos grandes cosas que dejan huellas, aunque las veamos como "pequeñas". Las huellas dejan marcas que aún en el hoy, se hacen presentes de tiempos pasados. Tal vez las veamos en color ocre al recordarlas, pero seguirán vivas en algún recóndito lugar nuestro. Y ahí permanecerán...en silencio pero a la vez, llenas de vida. Porque somos hoy lo que fuimos ayer y sobre todo, de todo aquello que hemos aprendido...

Muchas gracias por tu cálida visita y seguiré recorriendo tu espacio que por cierto, es muy atractivo.
Un beso

Javi dijo...

Ale, sin nada de tiempo, he estado mucho tiempo con un virus en el pc:S, bueno me alegro muchísimo que de nuevo vayas actualizando el blog, otro día con más tiempo me leeré los antiguos que no podía mientras tenía el virus,
un abrazo Ale, cuídate.

PD yo siempre he creído que la más mínima decisión que tomes hará efecto en el mundo entero y de maneras inimaginables, es el revoloteo de una pequeña mariposa que provoca un tornado al otro lado del océano.