La agonía de no saber hacia dónde correr. De atravesar con un beso esa barrera. De, por tan solo una vez, no quedarme con esta sensación de soledad. Es como si de pronto saliera el Sol para esconderse, sin darme tiempo a contemplarlo. O será que lo contemplo tanto que pierdo la noción del tiempo que se va constantemente, y cuando me quiero dar cuenta ya pasó. Y atrapo esos momentos de certeza pura como un manotazo de ahogado, sin llegar nunca a alcanzarlos porque en realidad... ya no están. Y uno se queda deshojando un invierno tras otro, acumulando finales felices que ni siquiera han sido comienzo.

De vez en cuando asoma la claridad de tu sonrisa fija en mi, y todo parece cobrar otro sentido, una nueva oportunidad. Hasta que caigo bajo el hechizo de esa felicidad sorpresiva, y dejo pasar el tiempo otra vez mientras la sonrisa se esfuma. Pareciera que todos los momentos claves de mi vida terminan siendo detalles olvidados, una utopía constante y desmemoriada.

Yo no sé cuándo será el momento en que no deje pasar tu voz, la mía. Ni si debo estar atento a mi alrededor, obviando tal vez un gesto amable, alguien que piensa en mi sin siquiera enterarme. No tengo la certeza sobre el instante en que mi vida cobraría un sentido, o si ya lo tuve y no lo noté. Pero la sensación es siempre la misma... que ese momento siempre pasa de largo. Y no es tanto por lo veloz que es el tiempo, sino más bien por mi incapacidad de alcanzarlo.

Pero quién nos dice que la nube más oscura no esconda el segundo más soñado, quién me quita de las manos el calor de cobijarte, la respuesta a esa pregunta, la invariable maravilla de sentir. Quién puede ser capaz de decirme que algo no es posible si ni siquiera lo intentó, si no estuvo una noche entera desvelado imaginando mil formas de llegar a ese destino. Que creemos tan nuestro, y quizás no es nada. Pero creemos en él, y algo nos dice que si lo hacemos es porque creemos en nosotros. En que, de alguna manera, encontrará la forma de encontrarnos.

Y yo no sé ustedes, pero si las huellas de este fracaso me dejan con el sabor de volver a intentarlo, no veo por qué no hacerlo. No veo por qué no darte por completo el aire que me envuelve, que está hecho solo para vos. Que existe solo porque vos lo ves. Y por qué no decirlo... un aire en donde yo me reconozco, porque vos me ves.

Y acá estoy, con una sonrisa atravesada en la garganta. Con esa esperanza colgada de un globo. Con todas tus cartas en mis manos, dibujando historias felices sin final alguno, porque no quiero que se terminen... sino que vuelvan a empezar cada vez que te recuerdo, cada vez que te pienso. Cada vez que te beso.

5 comentarios:

Lulú dijo...

Y bueno, si los recuerdos de historias pasadas sirven para ponernos aunque sea un poquito felices, bienvenidos sean...
Y bienvenidos los nuevos también.

Besotes enormes y si se puede si se puede!
Jijiji

malevil dijo...

mmmmmm una bandera del Barsa no da no?

Demax dijo...

Se me viene a la cabeza lo que Maura dijo el primer día que leyó tu blog.

Algo del estilo: "Que fuerte, pero que duro".

Lo que esta buena es que tus textos más que tristeza, tienen melancolía, más que dolor, tienen esperanza ilusa.

Y en esa melancolía, en esa esperanza ilusa... esta lo que nos hace seguir.

¿No?

Creo que sí.

Abrazo Poke

Mrh dijo...

para mí la palabra es "soñador"... (ola que tal)

Mrh dijo...

siiii, soy maruh la del flog... y sabes que, te voy a confesar lo que paso jajaja, yo vi tu post y te iba a firmar el flog en contestación, abri todo bien, y no se con q me colgué, me fui de la pc, no escribi nada, y cuando volví a firmar se te había llenado el guestbook :( y dije, ufaa.. igual ya me habia olvidado q te iba a firmar inicialmente... ah! lo que si, es perrO y si no me equivoco y vos te llamás Alejo, es tocayo tuyo jajaja [: