Estaba parado en medio de la vida... en medio de la rutina.. aquella que nos envuelve en un abrazo que ahoga. Siempre necesitamos quien nos saque de allí, quien nos devuelva ese pedazo de nosotros que no encontramos en nada ni en nadie. Pero nunca llega... y todo se estira, todo se alarga eternamente y nos angustia de una forma que es casi inagotable, porque siempre se va agrandando más y más. Los días pasaban sin nada en qué pensar, sin un motivo para darme... sin saber a quien hacerle un regalo, a quien regalarle un gesto... sin tener en quien reflejarme. La soledad se acostaba cada noche a mi lado y no dejaba de murmurar. Me desvelaba, me despertaba, me hacía tener pesadillas... todo era oscuro y angustiante. Ahogué noches y noches de llanto en mi almohada... maldecí una y otra vez a la vida, a Dios mismo.. al destino. Hasta que acepté. Acepté que la felicidad no debía estar de mi lado... que era lógico que estuviese así. Que esta vida.. en este tiempo... no está de mi lado, o yo no estoy del suyo. No lo sé.

Entonces decidí dejarme... dejarme estar, abandonarme... porque ¿para qué seguir intentando mejorar, si a fin de cuentas no tengo manera de disfrutarlo?... no tengo lugar dónde aplicar todo lo bueno que haya conseguido. Es todo una ruleta absurda esta vida, es darte para luego quitarte... es dejar que te levantes, para tirarte de un golpe. Y me dejé estar... y me dejé llevar por quien quisiera... sin mirar más que en el otro, sin esperar más que ver cómo la gente que quiero es feliz. Y me alegra que así sea. Y relegué mis sueños, mis metas, mis ganas. Y dejé presentes a mis miedos, a mi angustia, a la vergüenza misma de verme en el espejo... dejé que la mediocridad llegara a mi vida, y se quedara para siempre. Y me caí. Y prometí no volver a levantarme. Y me dejé. Y nunca más me encontré. Mis días eran casi mágicos, porque de golpe me encontraba acostado en mi cama esperando que sea otro día, y luego otro... y luego otro.

Ya ni me senté a esperar que alguien tocara a mi puerta, ni me gasté en buscarla... porque sabía que no la encontraría. Ya no deshojé margaritas, ya no me imaginé amando, ya ni creí en la capacidad de hacerlo. Como dicen por ahí... vivir era una inercia absurda. Era cargar con mi cuerpo porque no me quedaba otra... era saludar a la gente porque así debe ser. Era ir a estudiar porque debía hacerlo... pero era perder el tiempo, porque no estudiaba. Solo estaba mi presencia física. Es terrible vivir desganado... sin una razón, sin un por qué. Más que terrible, es mediocre... como siempre lo fui. Como siempre me definí. Pocos deben saber de lo amargo que es amanecer un día, sin saber para qué. Sin saber a dónde me lleva la vida... a dónde voy a ir a parar. Es triste perder el rumbo. Y yo lo había perdido. Y logré que mi humor cambiara, comencé a ser peor persona. Trataba mal a todos los que me rodeaban, dejé mis sueños y hasta indiferencias en los demás. Ya nadie quería acercarse a mi lado, era un mecanismo automático echarlos de mi vida. Porque no me creía ni merecedor de la amistad de nadie... no me creía ni merecedor de esta vida. Pero jamás pensé en quitármela, justamente porque siento que es mi castigo y que debo cumplirlo... debo vivir, aunque no viva. Debo vivir muriendo, o morir en vida. Y así pasó el tiempo, las noches, los días, las fiestas, las despedidas, las angustias, las risas... la falsa vida. Y se me pasaba la vida... y yo parado en el medio. Sin avanzar ni un paso. Siempre retrocediendo.

Pero la vida es tan maravillosa, tan mágica, tan sorprendente... que me dio una oportunidad. Puso en mis manos la chance de revivir, de volver a empezar... de creerme capaz de ganarme un sueño. De saber que quizás para alguien soy algo. Aunque nunca lo sea para mí. Por supuesto... como gran merecedor de la mediocridad, dejé pasarla... me limité a temblar como un niño, a sentirme incapaz de lograrlo... y dejé que se fuera de mi vida. Y dejé que mi personalidad le de la espalda. Y me abandoné... dejé que el llanto nuevamente se apoderara de mí. Dejé que la vida esta vez tuviera la razón. Y no pude maldecir, no pude echarle la culpa a nadie... solo a mí. Solo a este idiota y mediocre personaje que soy. Y nuevamente mis días... sin rumbo. Sin sentido. Sin un por qué.

¿Les dije que la vida era maravillosa? Si... claro que si. Aun habiéndome equivocado, aún habiendo dejado que pasara ante mis ojos... aun negándome a mi mismo la chance de estar bien. Aun asi... la vida me puso frente mio otra hazaña que conseguir... otra razón por la cual desvelarme, pero de alegría. Una razón por la cual querer levantarme a la mañana, y ser mejor... mejorar. Y empecé a sonreír, empecé a intentar hacerlo... me dije que esta vez no dejaría que yo arruinara las cosas. Y traté de ser mejor.. y empecé a sonreirle a la gente, pero con ganas. Porque sentía que quería hacerlo. Y empecé a estar con aquellos que alguna vez ignoré, y que siempre se quedaron a mi lado. Mis amigos, si. Y quise ser mejor hijo, y quise ser mejor hermano, y quise ser mejor persona... y quise día a día cuidarme más, entenderme... tratar de superarme. Y aunque todo era inseguro... todo era prometedor. Había hecho las pases con la vida, había dejado que por fin roce mis mejillas y me deje acariciar. Y comencé a llevarme al hombro las mil cosas que tenía que hacer... los miles de defectos que tenía que mejorar. Y siento que los fui logrando... que de a poco dejé esa parte idiota de mí, para ser un poco más inteligente. Para apreciar. Y tuve miedo, claro... tuve la terrible sensación de pensar que un día esa razón maravillosa que me hacía vivir.. desapareciera. Y en esos momentos, mis días eran distintos... todo era extraño, difícil... sentía que en algun momento me iba a volver a equivocar e iba a echar todo a perder. Pero mi razón se encargó de decirme que no... que esta vez no iba a pasar. Y yo pude por fin creerlo, pude hasta tenerme fe. Creerme capaz de ser feliz. Y comencé a hacerle frente a esa realidad que me enfrentaba... intenté darle el vuelvo necesario para salir airoso esta vez... para llevarme conmigo un regalo. Y me prometí que no abandonaría... que esta oportunidad era la que andaba buscando.. que por fin había llegado a mi vida lo que siempre necesité. Porque a pesar de haber sido feliz en algún momento... nunca, jamás tuve la voluntad de querer ser mejor. Siempre... aun en mis mejores momentos, me di la espalda a mí mismo. Jamás creí en mí. Jamás intenté estar mejor.

Y ahora todo era distinto... habían en mi unas ganas terribles de llevarme la vida por delante... de demostrarle que era capaz de tal osadía. Era la prueba inmediata... era que por una vez en mi vida, yo quisiera ser alguien. Alguien a quien pueda mirar al espejo... alguien de quién estar orgulloso. Y me enamoré. Cómo no enamorarme. Finalmente me reencontré, me descubrí, me reinventé. Fui feliz. Porque todo cerraba... todo tenía sentido, no había nada librado al azar. Esta vez la vida me había guiñado el ojo, y yo le había sonreído. Y también lo hice conmigo. Qué hermosa sensación es sentirse bien con uno mismo. Y cuando sabes que la persona que lo provoca está a tu lado... es perfecto. Tan perfecto... que es utópico. Tan utópico... que terminó muriendo. Y aquí estoy..... yo no sé si esta vez la vida me cerró la puerta o la cerré yo. Yo no sé si la culpa es de los astros, del destino o de quién sabe qué... no lo sé ni me interesa saberlo. Sólo sé que nuevamente me encuentro desvelado llorando. Y nuevamente vuelvo a comprender... que la vida jamás va a estar de mi lado. Que de alguna forma u otra, siempre dejo que me gane... siempre encuentra la forma de quitarme todo. Finalmente entendí que no voy a ser feliz, que a partir de ahora mis días volverán a ser aire vacío... yo volveré a sentirme vacío. Porque no tengo nada que lo llene... y sé que no voy a volver a tenerlo.

Una vez más, parado en medio de la vida. Para siempre.

(18 de Octubre de 2005, 5:38 a.m)

3 comentarios:

sí, es obvio dijo...

"Cuándo fue la última vez que viste las estrellas
con los ojos cerrados
y te aferraste como un náufrago a la orilla
de la espalda de alguien.

Cuándo fue la última vez
que se te fue el amor
por no dejarlo libre.

Cuándo fue la última vez
que te besaron tanto
que dijiste mi nombre.

Cuándo te ganó el orgullo
y escogiste el llanto
por no perdonarme.

Cuándo fue la última vez
que un simple deja vu
me llevó hasta tus brazos.

* Cuándo,
cuándo fue la última vez
que te quisieron tanto.

Cuándo,
cuándo te ganó el orgullo
y escogiste el llanto.

Cuándo,
cuándo volverás a ser
lo que no fuiste nunca.

Cuándo fue la última vez
que te sentiste sola
y llegaste a odiarme.

Cuándo llegó a convencerte
el maldito despecho
que un clavo saca otro.

Cuándo te olvidaste que el caso
no es entenderse sino que aceptarse.

* Cuándo, ...

Si se sanó tu herida
borra también la cicatríz
y si un día nos vemos
haz el favor de contestar.

* Cuándo, ..."


Cuando´de Ricardo Arjona.

como no entender lo que escribis?, si me pasa lo mismo, si siento casi igual..
Que decirte? q contarte?
contame vos de mí
No regales lo hermoso q tenés a nadie q no lo merezca
Nunca estás solo, aunque no la quieras, mi compañia la tenés siempre.


Ahora sí tengo que surtirme, porque la "canasta básica" se me ha ido agotando a lo largo de estos años.
Por ejemplo, la paciencia se me acabó por completo, igual que la tolerancia, ya me quedan poquitas esperanzas y el frasquito de fé, está también vacío y la imaginación también está escaseando por estos rumbos.
También hay cosas de la canasta que ya no necesito como la dependencia y esa facilidad para hacer berrinches, que muchos problemas me han ocasionado.
Quisiera pedir nuevos productos para la canasta ; para empezar me gustaría rellenar los frascos de paciencia y tolerancia (pero hasta el tope). También quisiera un costalón de sonrisas, de esas que alegran el día a cualquiera, dos piedras grandes y pesadas para atarlas a mis pies y tenerlos siempre sobre la tierra y una brújula para orientarme y tomar el camino correcto.
La imaginación la necesito otra vez; pero no demasiada, porque debo confesar que en algunas ocasiones tomé grandes cantidades y me empachó. Nuevas ilusiones y una doble ración de fé. Además una paleta de colores para pintar mi vida cuando la vea gris y oscura; me sería muy útil un bote de basura para tirar todo lo que me hace daño.
Un botecito de merthiolate y una cajita de curitas para curar mi corazón , porque últimamente ha tropezado bastante y tiene muchos raspones. Unos diskettes, porque tengo el cerebro lleno de información y necesito espacio para guardar más.
Muchas zanahorias, para tener buena vista y no dejar pasar las oportunidades por no verlas.
Necesito también un reloj grande, muy grande, para que cada vez que lo vea me acuerde que el tiempo corre y no debo desperdiciarlo.
También quisiera un bote de pastillas de las que hacen que crezca la fuerza de voluntad y el empeño, para que me vaya bien en la vida; y unas tres o cuatro toneladas de "ganas de vivir", para cumplir mis sueños.
También una pluma con mucha tinta, para escribir todos mis logros y mis fracasos.
Pero más que nada, necesito mucha vida, para lograr todo lo que tengo en mente.



lo queria escribir

billitos... de esos que sabés vos....

(18 de Octubre de 2005, 4:32 p.m)

laus* dijo...

cuando te leo así temo por la integridad de tu flog, jaja, pero recién vi que pusiste un delire de esos tan tuyos y tan típicos de que por dentro te estás muriendo, pero bueno, me alegra no haberme encontrado con el cartelito de que ese flog fue cerrado u_u
y yo quiero también todo lo que piden acá arriba, a muchos (por no decir a todos) nos vendría mas que bien...

y vos mismo lo dijiste, la vida es linda y buena y siempre hay otra oportunidad, aunque tarde años en llegar y hayamos dejado pasar una y otra vez las oportunidades anteriores...
y si esa nueva oportunidad no llega, inventatela, hace de nuevo que tu propósito de vivir sean esos que vos mismo describiste, o algo nuevo, lo que sea...
pero yo se que vos podés seguir adelante, aunque no te quiera, aunque leas esto y pienses que no, aunque te tires abajo y no tengas ni la mas mínima gana ni consideración hacia vos mismo... yo se que podes carilinita... y no me voy a cansar de repetírtelo (en una de esas te vendo mi esperanza y vos podes tomar algo de ella... aunque lo dudo, te conozco ñp)


te adoro... y de eso tampoco me voy a cansar =)

laus de nuevo* dijo...

era: aunque no te quieraS*