La paz de este lugar, de este insomnio agradable a plena luz del día. Descubrirte más humano, menos razonable, más apacible. Internarse en el roce de las hojas de los árboles, acariciándose como si estuvieran conociéndose como el primer día. Destapar al cielo cargado de nubes, casi pidiendo permiso para mirar también. Incorporarte a sus ojos llenos de algarabía.

Pocas cosas tienen tanta sencillez. Y pocas dan tanto placer como al tenerlas día a día. Te miro calladamente y no hay forma de teñir la densa mañana de caoba, mientras dos mariposas pequeñas como anillos revolotean la ventana y me dan los buenos días. A lo lejos el rumor de una noticia, es probable que no sea cierta. La gente comentando en las puertas de sus casas y el mate paseándose entre veredas y charlas.

Acá dan ganas de quedarse, de callarte y seguir a tus sentidos. De abstraerte de todos. Y si acaso me besaras suavemente, si tomaras mi mano entre tus mejillas, si llevaras este silencio a la habitación. Si acaso detuviéramos el tiempo en ese segundo de desprogramado acierto y encadenaras tus rizos a mi pecho, pocas formas hay de hacerme ver el desamor. Porque entre esas bocanadas de besos tu vida se encarrilaría junto a la mía. Completando el círculo armonioso de una tarde de verano, tomados de la mano y hurgando entre poesías.

3 comentarios:

Antonella dijo...

Felicito a tu alma de poeta que siempre tiene las palabras más lindas para ser leídas.

Gracias por compartir tanta dulzura, Ale

Mica dijo...

Que esas cosas pequeñas nos llenen el alma, que los detalles mas bellos no desaparezcan y que seamos capaces siempre de conservar la posibilidad de contemplarlos. Amo tus entradas Ale, un beso grande y mucha luz siempre!

Inquieta Manía dijo...

Hermoso Ale. Me sacaste la sonrisa que hacía falta hoy. Gracias. Un fuerte abrazo.