Es una promesa por cumplir, un desvelo por desterrar, una canción a punto de ser creada. Parte de un todo que nos obliga a intentarlo, a imaginar desbocado de nosotros un acierto involuntario. Yo no sé por dónde estará mi chance, en qué lugar y hora dejaré testimonio de un bien mayor. Ni por qué de nada me sirve tu consejo, ni tus intentos por verme mejor. En que nube dejaste para mi el regalo más grande.

Solo puedo comprender el lejano tiritar de tus párpados sobre mi espalda... viéndome marchar. Pero no me marcho ni de vos ni de mi entorno, sino que corrio hacia mi, acechante hasta el final. Para comprender que me busco hasta el cansancio de no querer intentarlo, de ni siquiera anhelar hacerlo. Y salpico sobre los pasos mal dados, con lágrimas de acero, este endemoniado milagro.

No me dejes, por favor... confiá en lo que yo no confío. Dame tu mano y no la alejes más. Quiero saltar con alguien que me diga que todo va a estar bien, depositar mi alma entre tus brazos, y sentir que en vos puedo ser yo. Sin miedo a lo que vayas a ver.

Es solo un salto, un salto de fe...

1 comentarios:

Lulú dijo...

Muy bonito lo que he leído, realmente me gustó mucho.
Te dejo muchos besos, y espero que andes bien, a pesar de todo ...

Abrazos!