Lo que podría haber sido un viaje de risas, aventuras y confirmaciones amorosas, se fue transformando con el correr de los días en algo difuso, borroneado por los dedos inquietos de quien no pudo ver a su lado. Y el pecho se encogió de una manera escalofriante, con llantos ahogados y rostros inertes de infelicidad. Me sentí solo. Olvidado. Pero más solo me sentí al no poder hablar de esto, al recibir enojos y justificaciones sobre lo que me pasaba por dentro. Y me pregunté. Y me pregunto. ¿Es esta la vida que quiero? ¿Es esta la persona que tengo a mi lado? ¿Será tal vez que los años vividos lejos de todos han moldeado en ella una forma de ser que no es real? ¿Y si su verdadera personalidad fuera la que me encontré en estos días?.

Detrás de los miedos, de los inciertos, de las inseguridades... detrás de todo eso puede que esté la verdad. La amenaza constante de saber que todo cambiará. Que lo que nos unía un día quedaría relegado por su verdadera felicidad. Y es que puede que acá esté simplemente lo que ella quiere. Y allá simplemente esté yo. Llenando el hueco, acortando soledades. Para luego encontrarse con lo real, con lo necesario, y pasar a ser uno más que pisa el asfalto de esta ciudad con mar. Y no es que duela eso. Lo que duele es no poder expresarlo, no encontrar el oído que escuche sin juzgar. Sentirme solo hasta en la compañía.

Me gusta verla feliz. Sin preocupaciones. No es ése el problema. Lo triste es sentir que era parte de eso. Y solo siento haberme equivocado. Hacerle perder el tiempo a ella y a mí. Llorar en los breves momentos en que puedo hacerlo sin que alguien sienta lástima o agobio. Cuidala, me dicen todos. Y me pregunto cuándo comenzará a cuidarme ella a mi.

Respiro.
Y trato de pensar, de aclarar ideas. De predecir cómo seguirá todo, cómo me sentiré yo. Porque este sentimiento no termina en este viaje. Tengo la certeza de que esto significa más, para mí al menos. Me vuelvo con la sensación clara de no querer vivir así, de no haberme enamorado de la persona que sólo se enoja cuando abro mis sentimientos. Que se llena de egoísmo y ceguera. Me vuelvo a sentir solo. Y vuelve a mí esa verdad que años atrás me contaba que lo mejor es tenerse a uno mismo. Y no esperar nada más.

Te amo. Pero te extraño tanto.

3 comentarios:

Nomadaf dijo...

Como siempre te entiendo perfectamente! , no hay nada peor que sentirme solo hasta en la compañía.... el año pasado hice un viaje con el que era mi novio y yo no entendí cuando la gente me decía que hacer un viaje con quien es tu pareja o terminas más enamorado o terminas odiándote y pues sí, a mi se sucedió lo segundo :/ Es difícil re descubrir y redecubrirse !! ver que puedes y que no puedes tolerar , que te duele más o que te hace sentir segura/o ....

Es difícil y me vine con las mismas preguntas : ¿Es esta la vida que quiero? ¿Es esta la persona que tengo a mi lado? ... y mis respuestas fueron rotundamente NO!

Y uno se siente que ha perdido el tiempo y que se lo ha hecho perder a la otra persona, peor sabes que? no has perdido el tiempo, solo has pasado por algo que tenías que aprender. Al fin y al cabo la vida consiste en saber soltar.

Un abrazo!

Sara dijo...

Todo lo que nombras me recuerda a un poema de Rodolfo, supongo que lo recuerdas. No hay respuestas, pero tampoco creo que debamos hacernos preguntas acerca de cómo o por qué nos sentimos de una determinada forma. No encontraremos las respuestas. Al final supongo que solo queda ser fieles con nosotros mismos y hacer lo que realmente creamos que nos pueda hacer felices, aunque nos equivoquemos, ese es el riesgo. Un beso desde el otro lado.

Lolita dijo...

Hacía muchísimo que no leía algo tan profundo, y la verdad es que me has dejado tocada, pensativa. Es justo lo que necesito en un blog.
Un besaazo <3