Para las cosas que nunca tenemos tiempo. Para los pobres de espíritu. Para los que crecen con cada golpe, para los que no descansan, los que se tiran al precipicio. Para los amantes, los que siempre recuerdan, los olvidados. Los que ven el visto bueno, los que madrugan para ayudar. Para los cansados, los que divagan sobre el mundo, los que corrompen la inmoralidad. Para los desahogados, los que brindan por todo, los que añoran la paz, los que piden un abrazo.

Para los enamorados de siempre, los incansables buscadores de tesoros, los intrépidos del ridículo. Para los enredados, los que tienen siempre una razón, los que lloran por el desamor. Para los que cantan, los que bailan frente al espejo, los que se peinan para quedarse en casa. Para los clásicos, los que intentan otra manera de ver las cosas, los que respetan la opinión de los demás.

Para los complicados, los que encierran una historia, los que saben que todo tiempo mejor está pronto a llegar. Para los contentos, los que andan soplando estrellas, los que vibran con una puesta de Sol. Para los de agua, los que se echan horas en el mar, los que dejan huellas en la arena. Los que nunca se cansan de nadar. Para los de fuego, los que queman enojos, los que incendian de besos la ciudad. Para los de aire, los que vuelan con palabras, los que tienen tiempo de mirar mas allá.

Para los de arena, de tierra, de cielo y de mar, de luciérnagas y buhos, de peces y altamar. Para las golondrinas que regresan, los que miran para atrás, los que se detienen a contemplar. Para todos ellos. Los desubicados, los ignorantes, los que están llenos de preguntas, los que no tienen miedo a fracasar. Los que saben que a la vuelta de la esquina está el amor de su vida, los que lo salen a buscar.

Para vos, para mí. Para ella y los demás. No dejemos de mirarnos que la vida está a punto de comenzar.

1 comentarios:

Miguel Schweiz dijo...

Qué reflexión hermosa. Esas que refuerzan, que hacen seguir y creer.

Gracias!

Saludos