Siguiendo las recomendaciones del manual de belleza femenina, noto que está mal redactado, porque no te hace falta pintarte las uñas ni los labios ni llenar de polvo la cara. Me basta con que me sonrías por haberme encontrado bajo la lluvia en Av. de Mayo y Florida. Y que te cubras el pelo con una carpeta que poco te importa si se moja.

En alguna parte alguien habrá escrito que es necesario tener unas medidas mínimas, que si no se cumplen con tales requisitos la cirugía es la solución. Y yo, como bicho raro que soy, pierdo el gusto ante tales circunstancias. Porque prefiero la cadencia de lo poco que crees tener, a lo perfecto e inmaculado que merodea por la calle tan a menudo.

Nunca una mujer es más hermosa que cuando se siente segura de sí misma. Cuando acepta quién es, con sus desperfectos y aciertos, con su manía y su sensatez, con el pacto implícito entre ella y el espejo. No hay nada que pueda seducirte más que la sonrisa de una mujer así. Todo lo demás es parte de un escenario que alguien puso en escena alguna vez para suplir la falta de una sonrisa de este tipo.

Poco me importa si hoy no tuviste tiempo de pintarte, si la humedad hizo estragos con tu pelo, si el pantalón se ensució con un poco de barro. El día que me fije en eso querrá decir que ya no encuentro lo auténtico en vos, y en ese mismo momento algo se habrá roto entre nosotros. Porque sigue siendo sólo el decorado.

A mí me gusta ver tus uñas al natural, como el color de tu cara, que poco interesa si ciertos días es más blanco que otros. Me gusta saberte sin labial, porque no quiero perderme la forma que tienen tus comisuras. Ni la paz que dejan entrever tus ojos bajo el Sol cálido del mediodía. Ni tu piel curtida por la ausencia de cremas redentoras.

Y si por alguna casualidad perdieran mis pasos tus huellas, me bastará con saber que fue real lo que tuve frente mío, y no un disfraz perfecto para la ocasión. Que bajo el roce de tu piel había una vida que latía, un corazón que se entregaba y un bulto de miedos en la basura. Es auténtico cuando me decís hola, y es perfecto cuando me deseás las buenas noches. Porque sé que te acostás esperando que mi noche sea genial.

Siguiendo las recomendaciones del manual de belleza femenina, habría que rehacerlo y arrancar todas sus páginas para dejar una sola. La de tu foto con la sonrisa a medio disparar. Con todo el futuro por delante. Con toda la sencilla dulzura de tu vitalidad. Con tu vida añejada a la mía.

2 comentarios:

macarena* dijo...

aplausos.
lo sabes, me gusta MUCHO como escribís, mucho.
y disfruto leyéndote.
Gracias por tus comentarios que siempre son lindos ale :)
beso y abrazo-

Maru dijo...

solamente te puedo decir una cosa, gracias.