Y casi que no me lo creo, casi que me pellizco para enterarme. ¿Estamos en Julio? ¿Año 2009? ¿El mismo año y mes en que la vida se tropezó en medio de la acera para no volverse a levantar? Si, ese mismo. Donde la soledad pidió a gritos que alguien la alejara, donde la resignación había plantado bandera, donde todo se derrumbó... cansado de sostener la misma pared una y otra vez.

Así, con la desdicha que produce caerse, así te me apareciste. Y las grises nubes tuvieron que deshacerse con el aire renovado en que me dejaste envuelto. Las mañanas frías empezaron a amanecer más temprano, el día se sacó de encima los últimos enfados y mi voz recobró el aire que había perdido. Eras vos ante todos, mostrándote única y callada, hermosamente callada.

Ahora la noche pasa lenta pero esta vez porque no quiero que pase, porque quiero tus palabras junto a mi oído, tus labios susurrando caricias. Quiero tu espalda dibujándome el aterrizaje forzoso, porque necesito ser salvado en estas horas. Necesito de tu cuello extendiendose entre mis dedos, tus silencios galardonando mis pasos descalzos. Tu magia en todas las esquinas de mi barrio.

Y mañana... mañana será el milagro de entender por fin que no hay milagro sin tu presencia. Que no hay miedos si vos estás dentro de ellos, porque con tu sonrisa todo se esfuma, hasta que quedás solo vos. Envolviéndome en tu voz.

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