Cómo pasa el tiempo...

De la nada recordé que hoy hace 2 años fallecía mi viejo, con quien tuve una relación que a veces termino definiendo como inexistente. Pero que sin embargo cuando lo vi por última vez, ya en coma, me vi tan parecido a él. Cuando siempre creí que éramos tan diferentes.

Y aunque no tuve la oportunidad de hablarle, le dije algunas cosas aún sin que me escuchara. Recuerdo que lo miraba y pensaba en qué había hecho con su vida, en qué cosas dejó de lado, en qué se convirtió. Y sentí que en ese momento eramos idénticos, porque siento que estoy dando los mismos pasos que él. Es como saber las cosas que no tengo que hacer, y sin embargo ir inconscientemente haciéndolas.

Creo que fue en ese momento en donde me reconcilié con una parte que siempre estuve enojado, porque siempre lo señalé con el dedo por errores que cometió. Sin darme cuenta que eran eso... errores. Y que yo también puedo cometerlos. Me es desconocido estar escribiendo sobre mi viejo, porque es un tema que nisiquiera hablé en mi vida con nadie. Siempre que me preguntaban por él era puro silencio. Quizás sea que estoy en medio de tanta confusión y sensibilidad que termino buscando respuestas en todos lados.

Hoy sé que las personas somos demasiado idiotas a veces para perdonarnos y darnos una oportunidad. Y hablo de con uno mismo, no con otra persona. A veces cometemos equivocaciones y no somos capaces de disculparnos con nosotros mismos, terminamos sintiéndonos culpables y dandonos una condena que quizás no era necesaria. Porque me parece que se trata mas que nada de saber que nos equivocamos y que no quisimos hacerlo. Y volverlo a intentar.

Pero algunos creemos que no, y nos mantenemos con lo que nos queda de vida culpándonos y maldiciéndonos y arruinándonos cualquier cosa buena que nos pueda pasar. Mi viejo lo hizo toda su vida, y aunque nunca le salió la palabra "perdón" me lo dijo de mil formas, formas que incluso fueron equivocadas. Y volvía a cometer los mismos errores, y volvía a condenarse sin darse cuenta.

En eso me parezco tanto a él. Pero no pude verme reflejado hasta que lo vi en una cama, ya abandonado por siempre. Y me queda la espina de no saber qué hubiese querido oír de mis labios. Tal vez un "te entiendo", "te perdono", no lo sé. Ya no importa acaso porque ya no está. Pero al menos tendría que no dejar que me pase lo mismo.

Cuando lo vi y pensé en todo esto creí que iba a tomarlo de otra forma, pero contrariamente, bajé la cabeza y me dije "soy igual a vos viejo, no estábamos tan alejados finalmente". Y eso me preocupa más, el hecho de no reaccionar, de no hacer algo frente al rumbo que le veo a mi vida. Al final no éramos tan distintos, y ahora me doy cuenta que la misma tristeza que sentía al ver cómo dejaba que su vida se hiciera añicos a través de los años, se está convirtiendo en mi misma salida. Y ahora el que se da lástima soy yo, y soy incapaz de cambiarlo.