Lo lindo de la vida es que también tiene pa' quitarte. Y esa incertidumbre de perderlo todo nos hace movernos, revolver el baúl de cosas por hacer, inquietarnos ante esa posibilidad. Y saber si queremos estar ahí, pese a todo. Si tenemos ganas de seguirlo intentando, de seguir cosechando historias, de no pensar tanto en cuánto nos caemos sino en cómo nos levantamos y seguimos porque así nos lo dicta el corazón.

Se puede decir de la vida que es compleja, llena de aristas, repleta de situaciones que se chocan unas con otras. Pero otras veces caminamos por la misma calle, en el mismo sentido, y todo se aclara hasta en la noche más oscura. Y empezar a encontrar esos detalles, que lo son todo. Esos que te hacen reencontrarte con las cosas lindas de esta complejidad, con lo sencillo que encontramos cuando nos detenemos a observar.

Sí, la vida tiene de lindo lo que puede tener de malo. Pero todo depende de cómo lo veamos y decidamos atravesarlo, de cómo nos queremos encontrar en esa situación. El miedo a equivocarte puede paralizarte, llenarte de dudas, decidir renunciar. Pero también es el mismo motor que te empuja a levantarte y continuar. A llenar de razones al mundo y pregonarte a vos mismo que tenés todo por hacer. Sólo depende de una decisión.

Y esa decisión tiene que estar en sintonía con tu felicidad. Todo lo demás es secundario.

1 comentarios:

María dijo...

Pues a calentar motores, tú lo dices, depende de uno mismo y...hay tanto momento bonito, pero bonito bonito..

Un saludo