La inseguridad de las personas a veces me esnifa el cerebro. Planteos inconscientes que esconden una gran verdad, preguntas con respuestas incluídas, hechos descriptos intentando desarrollar alguna analogía con la realidad. Y detrás de todo eso, la cobardía de no aceptarlo. De disfrazar incoherencias en absurdas bromas. De complicar las cosas cuando son tan sencillas.

Y ahí es donde me pregunto. Con qué objeto. A quién le sirve. Por qué si después nos quejamos por los triviales y superficiales que son las cosas, les damos tanta importancia. En qué momento dejamos de lado lo importante, lo necesario. La certeza de saber que todo cabe en tu mano.

Pero ahí nos ves, perdiendo el tiempo en incontables absurdas anécdotas. Y preguntándonos con qué sentido. A veces las ganas de creer se ven pisoteadas por lo complicado que es el ser humano. Y es donde uno quiere aislarse del mundo, y desaparecer.

4 comentarios:

PauS dijo...

Porque comenzamos habland en tercera persona?cuando nosotros mismos somos prisioneros de tales absurdos y lo reconocemos...
Concluyo es hora de dejar la teoria y por fin poner en practica brillantes ideas,que tambien son parte del complicado ser humano.
Sabes que aun siendo que me gusten tus textos,me termina sabiendo agridulce,saber esas realidades que por momentos son tambien tuyas

Vane dijo...

BIEN...que lindo se sintio por primera vez leerte asi..ojala que este bienestar que me contas dure, xq t lo mereces...((ya sabes xq))...yo sigo en la lucha, remandola, no bajando los brazos...

ME alegro x vos nene

Carla. dijo...

Es que lo sencillo, muchas veces, suele volverse un caos.

Laus dijo...

Yo pienso que las pequeñas cosas son las que realmente esconden la felicidad; una flor, un nene jugando a la pelota en un parque, el mar, algún gesto de cualquier persona que nos encuentra como testigos en el medio de la calle... A veces hasta me resulta necesario aferrarme a la simpleza, pero la realidad es que uno no puede vivir de esas cosas, o si, pero no son las cosas que nos conectan con los demás, lo que nos alimenta literalmente. Y ahí vienen las complicaciones innecesarias. Quizás por una simple cuestión de crecimiento terminamos llegando al punto en el que ver esas pequeñas cosas se hace cada vez más difícil, y creo que es lo normal (aunque no estoy segura de que sea algo bueno).
Lo importante es, cada tanto, aceptar ser simples. Aflojar con toda esa rutina de complicaciones y dejarse llevar en el caos de disfrutar lo que se ve o lo que hay. Y si no sale supongo que simplemente el intento ya de por si vale.
Me parece que todos seríamos mas felices así =) (o al menos en mi mundo sería lo esperado)



En fin. Saludos desde la estratósfera (que no es tan lejos, amigo)
Te quiero =)