Tenías el brazo lleno de pecas, la cara llena de rubor y la sonrisa electrificando a quien fuera capaz de verla. Detrás de los lentes de Sol yo observaba tus ojos que lo miraban todo: a la señora pidiendo permiso, al tachero cruzándose mal, al flaco que revoleaba las manos al compás de la música y finalmente al idiota que se te quedó mirando. Y con la vergüenza característica que me da que me descubran, pestañeé rápidamente varias veces hasta que me aseguré que no te miraba más.

Creo que si había un médico cerca me hubiera dicho que tenía el pulso acelerado. Creo que es de las pocas cosas que aprecio de mí, el todavía ruborizarme, el ponerme nervioso, el sentir que algo pasó en un instante. Y volverme a casa con esa sensación a cuestas, con ese latir calmado, con esa sonrisa provocada por una desconocida de pelo enrulado y atado.

A medida que crezco acepto verdades en mí que son propias de las cosas que vivo. Y aunque en ocasiones odio ser así, por quedar tan vulnerable, sigo eligiendo cada vez esa manía de dejarme tocar por las cosas que pasan alrededor. Porque nadie puede disfrutarlo como yo, nadie es capaz de sentir tantas cosas con tan solo una mirada distraída. Y si bien todo queda ahí, hay muchas cosas más que quedan en mí. Aún sin materializarse.

Y es que no tiene sentido minimizar los sentidos y verlo todo de manera objetiva, analítica, estadística. Al final todo lo que somos queda en lo que nos afecta, en lo que nos deja sorprendidos una tarde de un Martes de Octubre. En los pasos que amplía la distancia entre tu boca y la mía, en la quizás utopía de que te hayas quedado pensando en el idiota que te miró con media sonrisa clavada en el corazón.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

A mi me deja vulnerable este blog.

Nati Jota dijo...

Ey, realmente gracias por detenerte a comentar sobre lo que escribí porque pocas son las personas que leen y comentan.
Y gracias por las lindas palabras realmente. En serio te digo! Me gusta.

A veces me siento chiquita comentando lo que escribís, no por los años, si no por tu vocabulario y tus palabras tan profundos y superiores a lo que yo puedo decir. Palabras super buenas que, además, las unís de una manera peculiar, logrando oraciones que no dejan para nada que desear.

A diferencia que las mías, claro. Así que hoy me quedo callada - o no tanto -

•∙ Vicky ∙• dijo...

ME ENCANTA COMO ESCRIBÍS ALE! Si llegas a sacar un libro avisame, por favor!

Esas son las pequeñas cosas que más sentimos y que pocas veces recordamos. Es que la manía de engrandecer lo malo, nos las opaca.

Me hiciste acordar una frase que le dice un paciente al Dr. House: "Si no estás dispuesto a quedar como un completo inútil, nunca te pasaran cosas maravillosas"

Beso grande Ale!

SOL dijo...

La otra vez le decía a mi psicóloga que me hacía sentir muy idiota tener amores platónicos a los 29 años, y creo que saliéndose un poco del rol de psicóloga, me dijo “no te procupes, ponete contenta y disfrutalo. No muchos son capaces de permitirse sentir esas cosas tan lindas a tu edad”

Bárbara dijo...

Tenés una capacidad de dominar la mente cuasi como la que tengo cuando escucho algún tema de Arjona, con las cosas que escribís logro y tengo la obligación de imaginarme la escena, lo que transmitís es increíble Ale y viste el tema de Iván? Genial.
Te mando un beso!

sofi dijo...

Escribís MUY, MUY, MUY bien. Y sí, la sensibilidad es una gran cualidad, pero cuidado. A veces ser muy sensible o sentirse muy tocado por ciertas cosas te vuelve vulnerable, predispuesto al dolor. Un beso, gracias por pasarte y comentar!

Anónimo dijo...

Si escribí algo pero la verdad ni vale la pena, porque me engañaron y lo que escribí era una mentira.
Gracias.
Un abrazo grande

Yanina....:) dijo...

Encontré una vez este blog, como un año después por esas coincidencias de la vida lo volví a encontrar. Y me acordé lo mágico de esto, me imagino cada historia que contás, a modo de novela, me imagino la situación, me trae recuerdos. Voy a volver a leer este blog..:)