Hoy me desperté con toda la ilusión del mundo. De un salto bajé de la cama y abrí las persianas instantáneamente, como presagiando que algo bueno estaba por suceder. Ironías de la vida, porque a los pocos minutos me encontré leyéndote, y mientras lo hacía se apagaba mi sonrisa y se deshojaba mi ilusión. Con un gesto de resignación, sonreí cabisbajo reconociendo al instante ese momento en mi vida. Tan idéntico a otros.

Porque me pasa siempre. Me ilusiono de tal forma que permito que crezca dentro de mi corazón la más fantástica de las historias, creyendo tal vez que vos me pensás, me necesitás, me esperás. Pero es todo una ilusión, es todo una ficticia manera de encontrarme con una sonrisa que perdí hace mucho tiempo y jamás recuperé.

Pareciera que detrás de esta pantalla me escondo de la realidad y creo un mundo feliz que no existe. Ficticio, lleno de deseos y sueños que deposito acá porque no tengo dónde depositarlos. Y me imagino tu rostro enmudecido ante mis ojos, me pienso haciéndole caricias a tu pelo, me deleito contemplando en mi cabeza la idea de que te hago feliz.

Y aunque quisiera confesarte que todos estos días creí ser parte de tus sueños y que me hiciste suspirar y sonreír, es bien sabido que no lo voy a hacer. ¿Cómo hacerlo si ni siquiera sos consciente de esto que siento?. Si no existe nada entre vos y yo, nada más que lo que imaginé. Nada más que ese rinconcito de esperanza que recreé en mi cabeza una y otra vez ilusionado con que sentías lo mismo.

Y me lees, y no tenés idea de que sos vos. Y es lógico, porque no tiene sentido que vos me pienses, porque nunca tuvo sentido toda esta historia. No tiene sentido que yo me crea algo en tu presente porque jamás fui parte de él. No tiene sentido alguno que yo te cuente mi vida sin que sepas que todo lo que escribo es para que me leas. Pero vos... vos te convertiste en algo en la mía. Algo que me mantuvo atento y perplejo, pellizcándome a cada rato para saberme despierto.

Pero la realidad es que estaba dormido, soñando con vos. La realidad es que la soledad no parece tener ganas de irse. La realidad es que tengo que dejar de soñar que me convierto en el héroe de turno para aceptar que no puedo ser héroe tuyo ni de nadie. La realidad es una mierda.

Y estoy tan cansado de esta realidad que quisiera que me borren de la faz de la tierra, para no tener que ver todos los días de mi vida en el espejo a esta parte que me da vergüenza saber que es mía. A esta parte que se convierte en todo y no me permite ser. Me cansé de ser lo que soy, me cansé de soñar imposibles. Me resigné.

Mientras tanto te seguiré observando, para no perder de vista aquello que me mantuvo inspirado toda la semana. Para no olvidarme de lo que sos, para no quemar en la hoguera lo que siento. Para darte una palabra a tiempo si la necesitás. Aún con toda la irrealidad, aún con toda la esperanza desabrida. Aún así... sos vos, y no pienso olvidarme. No pienso olvidarte.

Porque aunque nada tenga sentido, vos lo tenés. Y siempre lo tendrás.

1 comentarios:

davidfv dijo...

con desolación leo este post tuyo.
amigo no te hundas, no te rindas, no dejes que las circunstancias te ganen.
Sigue adelante , y animos